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Era Diciembre de 1999, el último mes antes del año nuevo más promocionado y esperado de mi vida. Decidí viajar a Cuzco para recibir el 2000.
Yo tenía 17 años y estaba muy cerca de cumplir los 18. En esa época andaba de arriba a abajo con amigos del barrio y nos hospedamos en casa de uno de ellos. El plan de todos: Terminar totalmente ebrios y sumergidos en alguna aventura divertida.
Para matizar la noche hubieron dos apuestas: Número uno, todos tenían que meterse a la pileta de la plaza para recibir las 12 en punto, con o sin ropa. La segunda apuesta era un poco más interesante… quien lograba ligar con la mayor cantidad de extranjeras en el lapso de 2 horas, ganaba una botella de Johnnie Walker etiqueta negra. Como yo no quería mojarme me concentré en la segunda. Entonces, ya casi cerca de la medianoche, me encontraba conversando con Caroline, una Australiana un poco tonta pero amigable… el perfecto salvoconducto que me llevaría hasta la botella etiqueta negra prometida.
Estaba a punto de lograr mi primer objetivo, cuando de pronto señaló hacia el centro de la plaza y gritó emocionada en un spanglish masticado “Mira a esos chicos de allá, están sin ropa en la pileta de la plaza, let’s go to the water!” – “Olvídalo, yo no me mojo con este frio ni aunque me paguen, adiós Caroline”.
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Mi plan inicial era quedarme en Cuzco 1 semana y terminé quedándome 3 meses.
Resulta que mi padre también estaba en Cuzco, con toda su banda de músicos “El Polen”. Los habían invitado a tocar en Sacsayhuamán por año nuevo en una fiesta electro-psicodélica con Djs de todo el mundo y El Polen era parte de un show especial junto a Los Jaivas de Chile. Yo era muy chico y estaba en otra frecuencia así que durante los primeros días del viaje ni siquiera me contacté con ellos.
Lo que yo no sabía era que mis primos también estaban en Cuzco… David, Gabriel (que en esa época vivían en Chile) y Anaisa que había ido por su cuenta con amigos de su universidad. Ellos eran mayores que yo y como cualquiera de los jóvenes de su edad, tenían un estilo de vida un poco más intenso que el mío.
Una mañana, mientras iba a comprar unos cuantos “souvenirs” antes de volver a Lima me encontré con mis primos en el centro de la plaza, La emoción fue tan grande que fuimos directamente a la casa donde estaba el resto de mi familia. Entonces decidí perder mi pasaje de vuelta y quedarme con ellos.
Durante el resto de mi estadía aproveché el tiempo para reforzar la relación con mi padre y empezar a conocerlo de otra manera, como un amigo. Esta figura podría sonar bastante positiva para muchos, pero considerando que en mi caso se trataba de un hijo irresponsable, curioso e hiperactivo, la imagen Papá/Amigo significó “mi viejo es un relajado y voy a vivir la vida al límite, let’s rock!”.
Pasé muchísimas aventuras con mis primos y amigos durante ese viaje, uno de los más divertidos de mi vida. La magia del lugar, la energía bohemia de mi círculo y el espíritu de los jóvenes de todo el mundo que llegaban a Cuzco, generaron en mí un gran cambio. Mi sed de vivir la vida al máximo y conocer el universo se había agudizado.
Un día caminando por los alrededores de la plaza conocí a un chico que me habló del LSD (ácido Lisérgico), también conocido como “trip”, una droga que eleva tu nivel de conciencia llevándote por un viaje de varias horas… y yo que era súper curioso, empecé a sentirme atraído por la idea de probarla.
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Pasaron algunos meses, yo ya estaba de vuelta en Lima y las ganas de probar LSD me tenían muy inquieto, así que contacté al chico que conocí en Cuzco y le compré uno. Esa misma noche me puse el cuadradito de papel en la boca y luego de haber caminado por el malecón durante varias horas, terminé cagándome de la risa en mi cama mirando una ventana de mi cuarto que según yo, se parecía a una parte de la escenografía de “Pataclaun”.
Me pareció tan divertido el viaje, que al contárselo a mis amigos todos quisieron conseguir trips y como yo tenía el contacto, aproveché para comprar una plancha entera a concesión, luego yo me encargaría de repartirlos y de recaudar el dinero para pagarle al dealer. lo cierto es que tenía tantos ácidos que empecé a comérmelos día tras día… Fue una semana muy intensa, conocí a una serie de personajes loquísimos y viví situaciones que se desarrollaban entre lo brillante y lo absurdo.
Un día, me fui a “tripear” con un grupo de amigos al bosque “El Olivar” en San Isidro, caminamos durante varias horas por la zona, hicimos música, fuimos al malecón a mira el mar y finalmente terminamos de vuelta en Miraflores cerca de mi casa.
Como a las 3 de la mañana todos se fueron a descansar, yo hice lo mismo., llegué a mi casa, entré al cuarto, me puse pijama y me metí en mi cama. Mi cuerpo estaba cansado pero mi mente no dejaba de pensar. Entonces me vino un ataque de ansiedad y decidí salir a la calle para respirar aire fresco. La ansiedad no se me iba, por el contrario se incrementaba minuto a minuto.. Empecé a sentir que me estaba volviendo un poco loco así que decidí ir a buscar a una amiga que vivía a la vuelta para que me acompañe un rato hasta que me sintiera mejor.
Como era muy tarde le tiré una piedrita a la ventana de su cuarto., se asomó sin abrir la ventana señaló su puño como diciéndome “no te pases, mira la hora que es…” Se alejó de la ventana y yo volví a lanzar una piedrita. Yo no podía ni hablar por el estado en el que estaba y esta vez abrió la ventana y me dijo: “Rui, no duermo bien hace como 4 días y encima estoy castigada, lo siento me voy a descansar, chau.”
Mi ansiedad se convirtió de inmediato en angustia, mi cerebro no dejó de crear pensamientos como “me estoy volviendo loco”, “¿qué rayos estoy haciendo en la calle y en pijama a esta hora?”, “¿por qué no le dije nada?, a lo mejor esta droga me está volviendo mudo…” – Ahhh, Hola, uno, dos, tres… “Ok sí tengo voz”, “oh Dios… no puedo creer que haya dicho eso en voz alta para comprobar si me estoy quedando mudo, creo que sí me estoy volviendo loco”.
Empecé a caminar rápidamente por la calle Porta… una calle miraflorina que conecta el Parque Central con el malecón. Caminé hacia el parque… “A lo mejor encuentro gente conocida”, pensé.
Antes de llegar al parque habían unos huariques abiertos donde la gente se encerraba para chupar todos los día con cualquier pretexto. La calle era angosta y los edificios altos me aplastaban, como era fin de semana los huariques estaban llenos, pasaban por mi lado todo tipo de borrachos, duros y hasta pasteleros, su energía me afectaba mucho, sentía que eran como demonios…. “Ahora sí me estoy volviendo loco” – pensé. El corazón me latía muy rápido.
Llegué a un local frente al parque, en esa época mis amigos solían ir, era en un segundo piso y subí las escaleras de inmediato. Cuando llegué pude ver cómo los trabajadores del lugar trapeaban el piso y colocaban las sillas sobre las mesas, se me acercó un vigilante que se parecía al “Rey Babar” - ”Señor, no puede estar aquí, este local ya cerró.” – Entonces lo miré fijamente y le respondí asustado: “Ok Señor elefante, ya me voy”.
Salí rápidamente y volteé por un calle en donde existe un local conocido por estar lleno de prostitutas. Del lugar salía un ejecutivo japonés totalmente ebrio abrazado de dos mujeres. Una de ellas fingía una carcajada, de pronto volteó a mirarme y sentí una energía súper negativa de su parte. Corrí para alejarme de aquel lugar y llegué a la avenida Larco. Seguí corriendo hasta cruzarme con una chica que por alguna razón me inspiró cierta tranquilidad, entonces le dije: “Hola, disculpa que te detenga así en la calle, pero necesito que me hagas un favor, me he comido un ácido y me estoy pasando de vueltas, me puedes ayudar?”… Ella hizo un gesto de sorpresa y me dijo en voz alta con acento de “charapa”: “Oye tú estás loco, tú estás demente ¿no?”. Por alguna razón su respuesta más allá de angustiarme me hizo reír, entonces me detuve a descanzar por un momento y pensar en una solución inteligente.
Tenía un par de amigas que vivían cerca, a mis amigas del barrio les encantaba el chisme y se me ocurrió que sería una buena idea pasarlas a buscar con un “¡no saben lo que ha pasado…!”. Entonces llegué rápidamente a la puerta de su casa y lancé una piedrita a la ventana de su cuarto. Salió una de ellas… “No sabes lo que ha pasado” – Me hizo un gesto de “espera que ahí bajo”.
Cuando bajó le conté lo del ácido y le hablé sobre la necesidad de distraerme por mi ataque de ansiedad y angustia. “Háblame de lo que sea” – le dije. Ella me empezó a contar lo que había hecho durante el día… “Detente, eso no me ayuda”, le dije. “Rui, ¿Qué quieres que te diga?…. No sé lo que estás sintiendo porque nunca he probado ácido, pero creo que la única persona que te podría ayudar es tu padre, él ha sido hippie, de hecho te va a asistir como un padre comprensivo”. Durante unos segundos sentí que había llegado al punto más loco de mi vida, qué reto tan complicado… tener que despertar a mi viejo a las 4 de la mañana para decirle que estaba en ácido y que sentía que me iba a morir.
Finalmente y desesperado sin ninguna otra solución, decidí buscar a mi viejo. Llegué a mi casa y lo encontré dormido en su cuarto, los colores en el interior eran totalmente pardos por la poca luz y me quedé durante unos segundos observando, luego le pasé la voz: “Papá, despierta”… Mi viejo dejó de roncar y abrió un ojo… “¿Qué pasa?” – Me preguntó. “Papá, me voy a morir”… Me miró a los ojos por unos segundos y me dijo: “Estás drogado, tienes las pupilas dilatadas, ¿qué mierda te has metido?” – “Un papel…” – “¿Cómo que un papel?” – “Un ácido papá, un trip”. Mi viejo se quedó pensando, estaba tomándose un tiempo para actuar correctamente y yo pude leer su mente, se preguntaba “¿Qué hago?, ¿Le grito?, ¿Lo castigo?, ¿Le hablo sobre la vida?... Finalmente optó por decirme: “Mira hijo, me cago de sueño, pero te voy a decir algo importante… Nadie se muere por un ácido, al menos que te caigas de un precipicio o te atropelle un auto”. Entonces se echó nuevamente en su cama y apagó la luz. “¿Qué? ¡Pero papá! ¿No te das cuenta de que me siento mal? ¡me voy a morir! ¡Además el Rey Babar me botó de la discoteca y afuera hay japoneses con mujeres diabólicas!” – Mi padre hizo un gesto de desconcierto y me dijo: “tranquilo hijo, para ayudarte necesito que me digas qué ácido te haz metido, ¿Tenía speed?” – “Sí, era uno con unos dibujos de girasoles y tenía speed” – “Ok, entonces eso es lo que te tiene así” – “Pero ¿qué puedo hacer para que se me pase?” – “Toma leche y ponte a leer un libro hasta que se te vaya el efecto” – “¿Un libro?, pero si ni siquiera puedo concentrarme, me distraen los colores” – “Ok, entonces ponte a jugar con la computadora” – ¡Qué buena idea!, tenía un juego llamado Pitfall que era sobre un personaje tipo Indiana Jones. Bajé a la cocina, me sequé una jarra de leche y me senté a jugar frente a la computadora, mi cuarto estaba totalmente oscuro. Mi viejo se sentó a mi costado para acompañarme. “Papá ¡mira!, cuando el personaje salta deja una estela, ¡mira! ¡mira!. Mi padre se rió y me dijo: “Rui, eso es porque estás con las pupilas dilatadas”.
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Al día siguiente desperté arropado dentro de mi cama, no recordaba nada más luego del personaje y su estela, caí profundamente dormido del cansancio sobre el teclado de mi compu. Mi viejo me llevó cargado hasta mi cama, me arropó y me dejó durmiendo. Amanecí un poco susceptible por la resaca del trip. Salió el sol, tomé desayuno y salí a la calle a juntarme con unos amigos. De regreso a casa me encontré con mi viejo. Entró a mi cuarto y me habló sobre ser joven y curioso, sobre las drogas y el peligro al que me expongo, me dijo que él respetaba mis decisiones y mi ímpetu experimental, pero que antes de hacer cualquier cosa primero era necesario que me informe. Me dijo, “Las drogas son para los flojos, a través de la meditación puedes elevar tu nivel de percepción sin hacerte daño”. Me contó algunas anécdotas de su juventud, Me pidió que siempre confiara en él, y que siempre sea honesto y transparente conmigo mismo, con todo lo bueno y lo malo, virtudes y defectos, para él la sinceridad era sumamente importante.
Ese fue el sermón de mi padre, un grato recuerdo que hoy, 10 años después, sigue presente en mi corazón. Siempre estaré agradecido por todo lo que me dio, lo bueno y lo malo, porque la vida es así y la honestidad es un valor que se transmite con el ejemplo.
Una semana después de aquel sermón y aún afectado por la intensa experiencia, estaba sentado frente al televisor viendo un reportaje sobre año nuevo del 2000 en Cuzco y de pronto apareció la Australiana con la que hablé aquella noche, estaba bañándose junto a mis amigos en la pileta de la plaza central de Cuzco y gritaba mirando a la cámara en un spanglish masticado “!Feliz año 2000!”¡Vive la vida al máximo!, Come on, take a trip to cuzco!”. Entonces pensé: “Gracias Caroline, sí que la he estado viviendo al máximo, pero sinceramente, ya no quiero más trips”.
TRACKLIST:
APPARAT - Ash Black Veil
UNKNOWN MORTAL ORCHESTRA - Ffunny Ffrends
FOREST FIRE - Future Shadows
M83 - Midnight City
GOLD BEARS - Record Store
NEON INDIAN - Hex Girlfriend
WE WERE PROMISED JETPACKS - Act on Impulse
THE DRUMS - I Don't Know How to Love
THE WAR ON DRUGS - Taking the Farm
CUT CITY - The Sound The Sore
PS I LOVE YOU - Where's the Party
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